jueves, 12 de junio de 2008

Concierto de Shellac en Gijon

Bueno, pues el pasado Martes 3 de Julio, tuvo lugar en la sala Albeniz de Gijón, el concierto de Mission of Burma y Shellac, la banda del famoso productor Steve Albini.

A los primeros casi no los conocía, había escuchado algún trabajo de ellos pero ni siquiera sabia muy bien que tipo de música hacían, solo que habían sacado discos a principios de los 80, y después de un paréntesis de 20 años volvieron a grabar y a girar.
Sobre Shellac, pues la verdad es que no es mi tipo de música, me agobian un poco, sobre todo en las canciones mas lentas. Me gustaban más Big Black.

Pues el concierto empezó con un poco de retraso, unos 20 minutos, y yo calculo que sobre unos tres cuartos de entrada. Salieron al escenario los Mission of Burma, con su formato de guitarra, bajo y batería además de Bob Weston de Shellac a los mandos como cuarto miembro. Estuvieron muy bien para mi gusto, cañeros pero un poco poperos, con armonías de dos y tres voces, incluso cantaron los tres componentes de la banda. El batería lucia una fantástica camiseta de los Increíbles, la película de animación de los estudios Pixar. Mientras estaban en el escenario, Albini se mezclo entre el público y hasta se fotografío con algún fan y el batería Tod Trainer lo mismo.

Después de acabar los teloneros les toco recoger el equipo, en lo que ayudaron los propios músicos. Y los chicos de Shellac empezaron a montar el suyo a bastante velocidad.
Gran ovación cuando salieron Albini y su chicos. Sobre su actuación, ninguna pega, al contrario, estuvieron muy bien, muy profesionales. Me llamo la atención que tenían preparado un mini-show: en una de las canciones, Albini y Weston paraban los platillos de la batería. Además, nos dejaron preguntarles cosas, aunque poca gente se animo. En una de las canciones, el batería cogió su caja y la paseó tocando por todo el escenario. Pero lo mejor fue al final, en la última canción, Albini y Weston fueron quitando una a una las partes de la batería hasta que a Tod Trainer no le quedo nada que tocar.

Después de la actuación, los propios músicos se quedaron en el escenario para vender camisetas, cds, etc… para que luego digan que Albini es un “pequeño cabrón megalomano”.
En resumen, mereció la pena pagar los 18 € de la entrada: las dos bandas muy cañeras, profesionales y con mucho respeto por el público.

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